Agur Santi. Se nos ha ido nuestro primo Santi Arcaya.

Cuando tenía 14 o 15 años, se cayó jugando a la pelota en el patio del colegio, una simple herida infectada le llevó a estar varios años en tratamiento y poca movilidad, diríamos que confinado, perdió estudios y relaciones en una época de la vida en la que nos abrimos hacia fuera. Salió con una cojera y muchas ganas de recuperar el tiempo y disfrutar de la vida. Llevaba su cojera, una pierna más corta, con un aire de elegancia que le acompaño toda la vida. Llamado a estar en la tienda que gestionaba nuestra tía, el contacto con las clientas de entonces debió completar su personalidad. Le gustaba el contacto con las personas, ayudarlas y animarlas en sus problemas del día a día, por eso se le daba tan bien. Si alguna se quejaba del precio de una lechuga se la regalaba. Como era de espíritu independiente siguió su propio camino e hizo con su vida lo que él quería, sin dejarse influir por otros. Debió ser un amigo muy apreciado y querido y es que daba todo lo que tenía. Con eso disfrutaba y hacia disfrutar, conversador, amigo, anfitrión, excelente cocinero aficionado, esta podía haber sido una de sus profesiones. En nuestras últimas conversaciones con él nos transmitía que estaba fastidiado, pero lo hacía de tal forma que nos hacía sonreír, con ese talante con el que afrontó los problemas que, seguro que tuvo, pero que nunca le cambiaron sus ojos pícaros y su sincera sonrisa. Ha mantenido su buen carácter hasta el final. En fin, una vida y una persona con sentido del humor y sentido del amor por los demás.

Goian bego Santi.

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